Lo mejor de los festivales del mundo sin visa: el Bud Light Hellow Festival
Aunque parezcan un fenómeno del presente, los festivales musicales existen desde la época del medievo. El primero del que se tiene registro es el Fiera della Frecagnola, el cual tuvo su primera edición en 1450 y sigue vigente hasta nuestros días. El gusto por la música es de los pocos que podrían ser considerados universales, y por esa razón este tipo de eventos han tenido éxito, por lo visto, desde hace siglos.
Ubicándonos ya en la era moderna, los festivales musicales datan desde la década de los 60, teniendo como máximo representante al histórico Woodstock. De ahí en adelante, han adoptado diferentes géneros musicales –desde el rock, el punk, la música electrónica, entre otros– y sedes, principalmente espacios abiertos en los que se puedan reunir miles de personas a compartir su amor por la música, sin importar edad o preferencias.
Sin embargo, a veces los mejores planes, los proyectos más ambiciosos, surgen de situaciones adversas. En 1999, Paul Tollett, director de la promotora de eventos Goldenvoice, viendo las dificultades de organizar conciertos a precios justos y con artistas de calidad, apostó por un evento masivo de 3 días que ofreciera una experiencia única, en música y entretenimiento en general. El festival fue bautizado como Coachella Valley Music and Arts Festival y en su primera edición tuvo a headliners como Beck, the Chemical Brothers, Tool y Morrissey.
Si armar un festival en Estados Unidos era difícil, uno en México requería un doble esfuerzo. Aunque en el pasado ya se habían organizado eventos musicales en nuestro país, como El Festival Rock y Ruedas de Avándaro, que tuvo lugar los días 11 y 12 de septiembre de 1971, nos tomó más tiempo y experiencia asimilar festivales de gran escala y gran infraestructura.
Como suele pasar, los pocos eventos de gran escala se realizaban en el centro del país, principalmente en la Ciudad de México y sus alrededores. A diferencia de Estados Unidos, donde la oferta de festivales estaba medianamente bien repartida, en México, cualquier persona que quisiera disfrutar un concierto de estas dimensiones y con artistas internacionales, tenía que viajar a la capital o pasar la frontera norte.
Al igual que Tollet en su momento, un grupo de amigos y amantes de la música aprovecharon esa incómoda situación y crearon un festival para que público del norte del país disfrutará de un evento sin tener que viajar miles de kilómetros lejos de casa. El evento fue bautizado como Hellow Festival y tuvo su primera edición en 2008, con un cartel en el que tenían mayor presencia bandas nacionales y latinoamericanas, como Zoé, Los Amigos Invisibles, Plastilina Mosh, División Minúscula, entre otras más.
Con cada nueva edición, y con un nuevo nombre, el Bud Light Hellow Festival ha fortalecido su line up con artistas de talla internacional, siendo el siguiente paso de muchos después de tocar en uno de los festivales más importantes del mundo, posicionándolo en el presente como uno de los eventos musicales más importantes de Latinoamérica, después de 10 años desde su fundación.
Para muestra de ello, está el cartel de Bud Light Hellow Festival para su novena edición, la cual presenta a artistas como Kali Uchis, Tyler the Creator y French Montana, headliners de la edición 2018 de Coachella, además de tener otras bandas internacionales como Maroon 5, la cual se presente pocas veces en festivales alrededor del mundo.
Es arriesgado decir que los festivales de música siempre existirán. A pesar de eso, son eventos que nos permiten aislarnos de la rutina, bailar al ritmo la música y disfrutar de un día de libertad, y que deberían tener la vigencia de celebraciones como el Fiera della Frecagnola.
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