Pirañas, convicción y amor por la música: ingredientes para hacer un festival musical masivo en México
Fran Martínez, CEO & Founder del Bud Light Hellow Festival, habla sobre la vida que tiene un organizador de un festival masivo de música en México.
Un día te levantas y quieres organizar un festival de música masivo. Quizás no pasa así. Quizás llevas varios años yendo a eventos musicales, a cientos de conciertos y, por alguna extraña razón, siempre piensas que algo falta, algo que igual tú puedes aportar. Fran Martínez, CEO & Founder del Bud Light Hellow Festival (BLHF), nos habla sobre sus primeros pasos, teniendo 22 años, como organizador de uno de los festivales más importantes de México, sobre los obstáculos que tuvo que vencer y, en especial, sobre cómo una idea cambió su vida y la escena musical de una ciudad entera.
Kendrick Lamar ha declarado que Tupac Shakur, el legendario rapero de la década los noventa, es una de sus mayores influencias. La de Fran es un mítico festival en California que también nació en aquellos años. Siempre hay que tener modelos a seguir que parezcan inalcanzables para esforzarnos más y llegar así a su nivel: “Coachella siempre fue un punto de referencia para mí, y de ahí surgió la idea de traer un evento de esa escala a Monterrey. La calidad y sinergia con la que producen este evento se volvieron los modelos a seguir para el Hellow Festival. Más allá de los artistas presentes en cada nueva edición, la gente regresa a Coachella porque es ya una marca –basada en imágenes, arte y experiencias únicas , y sabe qué esperar de ella. Eso es lo que queremos que sientan los asistentes del BLHF”.
Entonces, ¿qué se necesita para crear un festival masivo? Según Fran, de entrada es necesaria la pasión por lo que haces; enfocarse mucho en esos pequeños detalles que hacen las grandes experiencias y, actualmente, tener un control del contenido que se genera en redes sociales, ya que es la plataforma más cercana entre el festival como marca y los asistentes. Por ejemplo, durante un concierto años atrás de Hellow Festival, se condicionó su realización si se alcanzaba cierto número de likes en una página en Facebook, jugando un poco con el azar y confiando un tanto más en la comunicación directa que se puede crear en las redes. Más likes, más conciertos: así comenzó la era de las redes sociales.
Teniendo esas bases, después toca elegir las voces que le darán forma al festival, aquellas bandas que son su principal atractivo. Siempre hay que tener ese ojo que prevea las cosas y tendencias que están por venir, según el CEO del BLHF. Las bandas que eliges no sólo deben atender a las modas: también hay que apostar por nuevas propuestas: seguir tendencias es fácil; imponerlas es más complicado pero también más satisfactorio. Fran desde un inicio quiso traer a artistas internacionales de renombre global, alguien que pusiera en el mapa al BLHF. Lo logró en su segunda edición. “Contratar a Steve Aoki fue uno de mis primeros logros, teniendo la visión de traer música electrónica y tener a un artista internacional en Monterrey bajo el concepto multiescenarios. Todos, en aquel momento, hace casi 10 años, querían ver a las mismas bandas. Nosotros quisimos tomar otra vía, proponer otro tipo de carteles, más diversos, para todo tipo de público. Actualmente, creo que hemos alcanzado eso que alguna vez quisimos ser: un festival masivo, diverso, creado para todos los gustos”.
Un promotor independiente se enfrenta a muchos problemas a la hora de organizar un festival masivo: lidiar con grandes artistas, con logísticas muy complicadas, la promoción para la venta de boletos, la comercialización, etc. “Ser independiente tiene sus desventajas –como las de arriba– pero también sus beneficios: puedes seguir las nueva tendencias sin pedir permiso, además de moldear los proyectos a tu gusto, como lo hago yo, que quiero que Hellow sea más que una plataforma cultural, más que un hub de contenidos, más que un festival, queremos que sea un estilo de vida. El punto es que en Hellow tenemos la oportunidad de hacer algo diferente porque nosotros tomamos las decisiones. Tenemos un gran equipo al que le puedo llamar “familia” y vamos creciendo año con año. Trato que todos se sientan parte del proyecto porque es muy padre cuando lo hacemos más allá de lo económico; lo hacemos para entregar un producto final de calidad y que le de un valor agregado a los fans y al mundo”.
Ser el CEO de un festival de la escala de BLHF no es el trabajo más normal del mundo. Tienes que lidiar con presiones, tiempos, presupuestos y, claro, con la vanidad de algunos artistas. Fran ha tenido que cumplir algunas de las peticiones más extrañas: traer decenas de víboras a un camerino; una pecera con pirañas; transportar desde otra país una máquina especial para hacer café o conseguir varios aviones para volar a más de 60 personas. Al final, más allá del trabajo, también Fran ha forjado algunas amistades con las bandas y artistas, compartiendo buenos recuerdos y alguna que otra bizarra experiencia que ya el CEO guardará para su autobiografía, como Kendrick Lamar conviviendo y jugando un rato con una de sus fans más acérrimas de México: la hija de Fran.
“A veces no me doy cuenta de lo que hago como trabajo; lo hago porque me gusta. A veces no dimensiono el tamaño del festival; veo que vienen miles y miles de personas pero no veo qué tan grande es porque mi principal objetivo, dentro de 10 años, no es crear un festival masivo, sino un estilo de vida que acompañe a los jóvenes durante años –en Sudamérica, en Europa, por ejemplo–, que reúna la música, la gastronomía, la moda y el arte en un mismo concepto, en una misma marca como Hellow”.
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